martes, 10 de junio de 2014

Érase una vez un fotodiálogo...

Dicen que una imagen vale más que mil palabras... ¿Y una secuencia de imágenes? Te pueden contar cientos de historias, describiendo cada cosa al mínimo detalle pero estoy segura que cada una de nosotras se las imaginaría a su manera. Lo mismo ocurre cuando ves una serie de imágenes, que tal vez no tengan nada que ver la una con la otra o sí, pero tú en tu mente vas entrelazándolas y creando tu propia historia con un significado individual, es decir, aunque un grupo de 20 niños/as vean las mismas imágenes, es muy posible que si le preguntásemos nos contaran 20 historias diferentes.
Esta es la esencia del fotodiálogo para mi. Una manera, una forma de contar algo sin necesidad de pronunciar palabra alguna. Da igual que al realizar el fotodiálogo, el artista intente desarrollar alguna idea que luego el observador no capte del todo. Seguramente, el observador al contemplar las imágenes piense o invente cualquier otro pensamiento distinto al que se quería transmitir pero al fin y al cabo lo divertido es que cada persona tenga una sensación que le satisfaga, que le diga algo, que le "contagie" un sentimiento que le haga quedarse con buen sabor de boca tras observar la producción de cualquier otra persona.
Nosotras realizamos un fotodiálogo muy sencillo que describe lo que sería el maravilloso ciclo vital del ser humano. Aunque al principio no sabíamos por donde empezar a realizar nuestro fotodiálogo, esperamos que el resultado sea, si no enriquecedor, por lo menos agradable a la vista.
    

         

     

     



   

                                       






 Fotodiálogo realizado por Ainoha Carrillo Ríos, Estefanía Delgado Calle y Zaira López Rivas


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